Varios países ofrecen premios en efectivo a quienes lleguen al podio en los Juegos Olímpicos, una modalidad que no se usa en la Argentina; Singapur paga US$ 800.000 por un triunfo; Venezuela, el tope en América del Sur, recompensa con US$ 70.000 al atleta que logre un título.
Hace mucho ya que los Juegos Olímpicos perdieron su carácter amateur. Acaso la gloria siga siendo el mayor incentivo, pero es imposible obviar los millones que rodean a la competencia. Y la menor parte de estos ingresos va al bolsillo de los atletas. Más allá del aporte de los patrocinadores que consiga cada uno, los estados cumplen un papel fundamental mediante el reparto de becas e incentivos. Singapur, por ejemplo -según un informe de Reuters-, premia con alrededor de 800.000 dólares al que vuelva de Pekín con una medalla dorada en el pecho. En su historia, el país asiático sólo consiguió una medalla de plata (en pesas, en Roma 1960), por lo que parece difícil que alguien cobre ese premio. Esta modalidad no se practica en la Argentina. La realidad de nuestro país difiere bastante de la del resto del mundo como con la de la región. Desde la Secretaría de Deporte informaron que todos los argentinos clasificados para representar al país en los Juegos de Pekín 2008 van a recibir un reconocimiento económico especial, pero que no existe gratificación por medalla ganada. En Grecia, cuna del olimpismo, la recompensa solía ser una corona de olivos y la promesa de la inmortalidad. Aunque estas costumbres se mantengan (cómo olvidar, por ejemplo, la gesta de la generación dorada de nuestro básquetbol precisamente en Atenas), el gobierno griego ofrecerá 300.000 dólares al que gane una medalla dorada para su país, 200.000, por la de plata, y 110.000, por una de bronce. Otros son más modestos, pero no por eso desinteresados. Alemania otorga 24.000 dólares al acreedor de un título olímpico, menos del 10% que Grecia. Claro que los germanos, en toda su historia, ganaron 1204 medallas, contra 106 de los griegos. Rusia, que sólo en Atenas 2004 se llevó 92 (segundo en el total de medallas detrás de los Estados Unidos), ofrece US$ 50.000 al que llegue a lo más alto del podio. La comparación con las potencias, es cierto, resulta exagerada. Pero la situación de la Argentina contrasta también con la realidad de la región. Chile y Venezuela, por citar dos casos, otorgarán jugosas recompensas, no así Brasil. Pero como el dinero no garantiza el éxito, así y todo nuestro país finalizó tercero entre los latinoamericanos hace cuatro años, con dos oros y cuatro bronces, la mejor cosecha desde Londres 48, aunque lejos de Cuba (nueve doradas y 27 en total) y Brasil (cinco y diez). Chile, por ejemplo, que en Atenas 2004 obtuvo las dos primeras medallas doradas en la historia, en el singles (Massú) y el dobles (Massú y González) de tenis, repartirá 45.000 dólares por cada título; 22.500, por un segundo puesto, y 11.250, por el último lugar del podio. "Por la ley del deporte, existe un premio que entrega el gobierno de Chile, por medio de su Subsecretaría de Deporte, para quienes obtengan medallas, tanto en los Juegos Olímpicos como en los Panamericanos", informó a LA NACION Neven Ilic, presidente del Comité Olímpico Chileno. "Este premio está en vigencia desde hace, por lo menos, diez años", agregó. Aunque Venezuela tiene un régimen político económico netamente opuesto al del país trasandino, su visión sobre el desarrollo deportivo es similar. "El presidente de la República [Hugo Chávez] le ha dado un apoyo masivo a la expansión del deporte", contó Elsa García, viceministra de Deporte de Rendimiento, que depende del Ministerio del Poder Popular por el Deporte. "Aún no hemos establecido el monto que se otorgará por medalla. Por el momento, cada atleta que se clasifica recibe un incremento en sus becas de tres millones de bolívares [1400 dólares]." En Atenas, el premio era de 70 millones de bolívares para quien consiguiera una dorada, que entonces equivalía a 36.500 dólares, aunque Venezuela sólo obtuvo dos terceros puestos (en taekwondo y levantamiento de pesas), que significaron el desembolso de 20.800 dólares. Por otro lado, según EFE, el presidente del Comité Olímpico Venezolano (COV), Eduardo Alvarez, anunció que se recompensará con US$ 70.000 a cada deportista, que obtenga una medalla de oro; con 46.500, la medalla de plata, y 23.000, la de bronce. "La idea es que después de los Juegos los ganadores de medallas puedan contar con algunos recursos que los estimulen a continuar con su carrera y les permitan mejorar su calidad de vida", dijo Alvarez. Venezuela sólo ganó una medalla dorada en su historia: en boxeo, en México 68. Distinto es el caso de Brasil. En 2004, la firma Coca-Cola, sponsor del Comité Olímpico de Brasil (COB), otorgó premios de entre 3000 y 70.000 reales [1720 a 40.250 dólares] por diferentes categorías, desde mejorar la marca personal hasta conseguir el máximo galardón. "La iniciativa partió de Coca-Cola, lo que no sucedió esta vez", se lamentó Claudio Motta, del COB. "Todas las inversiones del COB y del Ministerio de Deportes se hacen para proporcionar las mejores condiciones posibles de preparación de los atletas con vistas a los Juegos Olímpicos." Que no exista un incentivo por parte del gobierno argentino no necesariamente implica que los atletas se queden con las manos (o los bolsillos) vacíos. "Uno puede arreglar con los sponsors un premio especial por llegar al podio, pero depende del contrato particular de cada atleta", explicó Carlos Espínola, ganador de dos medallas plateadas y una de bronce -en yachting- en los últimos tres Juegos. "Después de Atenas 2004, me subieron la beca", contó la cordobesa Georgina Bardach, bronce en natación (400 metros estilos). "Además, obviamente se acercan más sponsors." El esfuerzo y el talento siempre pueden conseguir caminos para el crecimiento económico sin estar en relación directa con el impacto de subirse a un podio. Ese es un recorrido bien conocido por el deportista argentino.
Hace mucho ya que los Juegos Olímpicos perdieron su carácter amateur. Acaso la gloria siga siendo el mayor incentivo, pero es imposible obviar los millones que rodean a la competencia. Y la menor parte de estos ingresos va al bolsillo de los atletas. Más allá del aporte de los patrocinadores que consiga cada uno, los estados cumplen un papel fundamental mediante el reparto de becas e incentivos. Singapur, por ejemplo -según un informe de Reuters-, premia con alrededor de 800.000 dólares al que vuelva de Pekín con una medalla dorada en el pecho. En su historia, el país asiático sólo consiguió una medalla de plata (en pesas, en Roma 1960), por lo que parece difícil que alguien cobre ese premio. Esta modalidad no se practica en la Argentina. La realidad de nuestro país difiere bastante de la del resto del mundo como con la de la región. Desde la Secretaría de Deporte informaron que todos los argentinos clasificados para representar al país en los Juegos de Pekín 2008 van a recibir un reconocimiento económico especial, pero que no existe gratificación por medalla ganada. En Grecia, cuna del olimpismo, la recompensa solía ser una corona de olivos y la promesa de la inmortalidad. Aunque estas costumbres se mantengan (cómo olvidar, por ejemplo, la gesta de la generación dorada de nuestro básquetbol precisamente en Atenas), el gobierno griego ofrecerá 300.000 dólares al que gane una medalla dorada para su país, 200.000, por la de plata, y 110.000, por una de bronce. Otros son más modestos, pero no por eso desinteresados. Alemania otorga 24.000 dólares al acreedor de un título olímpico, menos del 10% que Grecia. Claro que los germanos, en toda su historia, ganaron 1204 medallas, contra 106 de los griegos. Rusia, que sólo en Atenas 2004 se llevó 92 (segundo en el total de medallas detrás de los Estados Unidos), ofrece US$ 50.000 al que llegue a lo más alto del podio. La comparación con las potencias, es cierto, resulta exagerada. Pero la situación de la Argentina contrasta también con la realidad de la región. Chile y Venezuela, por citar dos casos, otorgarán jugosas recompensas, no así Brasil. Pero como el dinero no garantiza el éxito, así y todo nuestro país finalizó tercero entre los latinoamericanos hace cuatro años, con dos oros y cuatro bronces, la mejor cosecha desde Londres 48, aunque lejos de Cuba (nueve doradas y 27 en total) y Brasil (cinco y diez). Chile, por ejemplo, que en Atenas 2004 obtuvo las dos primeras medallas doradas en la historia, en el singles (Massú) y el dobles (Massú y González) de tenis, repartirá 45.000 dólares por cada título; 22.500, por un segundo puesto, y 11.250, por el último lugar del podio. "Por la ley del deporte, existe un premio que entrega el gobierno de Chile, por medio de su Subsecretaría de Deporte, para quienes obtengan medallas, tanto en los Juegos Olímpicos como en los Panamericanos", informó a LA NACION Neven Ilic, presidente del Comité Olímpico Chileno. "Este premio está en vigencia desde hace, por lo menos, diez años", agregó. Aunque Venezuela tiene un régimen político económico netamente opuesto al del país trasandino, su visión sobre el desarrollo deportivo es similar. "El presidente de la República [Hugo Chávez] le ha dado un apoyo masivo a la expansión del deporte", contó Elsa García, viceministra de Deporte de Rendimiento, que depende del Ministerio del Poder Popular por el Deporte. "Aún no hemos establecido el monto que se otorgará por medalla. Por el momento, cada atleta que se clasifica recibe un incremento en sus becas de tres millones de bolívares [1400 dólares]." En Atenas, el premio era de 70 millones de bolívares para quien consiguiera una dorada, que entonces equivalía a 36.500 dólares, aunque Venezuela sólo obtuvo dos terceros puestos (en taekwondo y levantamiento de pesas), que significaron el desembolso de 20.800 dólares. Por otro lado, según EFE, el presidente del Comité Olímpico Venezolano (COV), Eduardo Alvarez, anunció que se recompensará con US$ 70.000 a cada deportista, que obtenga una medalla de oro; con 46.500, la medalla de plata, y 23.000, la de bronce. "La idea es que después de los Juegos los ganadores de medallas puedan contar con algunos recursos que los estimulen a continuar con su carrera y les permitan mejorar su calidad de vida", dijo Alvarez. Venezuela sólo ganó una medalla dorada en su historia: en boxeo, en México 68. Distinto es el caso de Brasil. En 2004, la firma Coca-Cola, sponsor del Comité Olímpico de Brasil (COB), otorgó premios de entre 3000 y 70.000 reales [1720 a 40.250 dólares] por diferentes categorías, desde mejorar la marca personal hasta conseguir el máximo galardón. "La iniciativa partió de Coca-Cola, lo que no sucedió esta vez", se lamentó Claudio Motta, del COB. "Todas las inversiones del COB y del Ministerio de Deportes se hacen para proporcionar las mejores condiciones posibles de preparación de los atletas con vistas a los Juegos Olímpicos." Que no exista un incentivo por parte del gobierno argentino no necesariamente implica que los atletas se queden con las manos (o los bolsillos) vacíos. "Uno puede arreglar con los sponsors un premio especial por llegar al podio, pero depende del contrato particular de cada atleta", explicó Carlos Espínola, ganador de dos medallas plateadas y una de bronce -en yachting- en los últimos tres Juegos. "Después de Atenas 2004, me subieron la beca", contó la cordobesa Georgina Bardach, bronce en natación (400 metros estilos). "Además, obviamente se acercan más sponsors." El esfuerzo y el talento siempre pueden conseguir caminos para el crecimiento económico sin estar en relación directa con el impacto de subirse a un podio. Ese es un recorrido bien conocido por el deportista argentino.
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